Reir y educar.

El rey de casi-Todo
El rey de casi-Todo tenía casi todo. Tenía tierras, ejércitos y tenía mucho oro. Pero el rey no estaba satisfecho con el casi-Todo. Él quería Todo.

Era lógico. Quería Todas las tierras. Quería Todos los ejércitos del Mundo. Y quería Todo el oro que hubiese. Entonces, mandó a sus soldados a por Todo.

Así fueron conquistadas más tierras. Otros ejércitos fueron dominados, y en sus cofres ya no cabía tanto oro. Pero el rey todavía no tenía Todo. Seguía siendo el rey de casi-Todo. Por eso, quiso más y más.

Quiso las flores, los frutos y los pájaros. Quiso las estrellas y el Sol. Flores, frutos y pájaros le fueron traídos. Se apresaron las estrellas y el Sol también perdió su libertad en sus dominios.

Pero el rey todavía no tenía Todo. Porque teniendo las flores, no podía quitarles la belleza y el perfume. Teniendo los frutos, no podía quitarles el sabor. Teniendo los pájaros, no pudo quitarles el canto.

Teniendo las estrellas y el Sol, no podía quitarles la luz. El rey era aún el rey de casi-Todo. Y se puso triste.

Muy triste. Sus reinos eran ahora muy feos. No había flores ni frutos. La noche no tenía estrellas y el día no tenía Sol.

Entonces el rey de casi-Todo no quiso nada más. Devolvió las flores a los campos y ordenó que se entregasen las tierras conquistadas.

Soltó a los pájaros y mandó que distribuyesen las estrellas por el cielo y que liberaran al Sol.

Y el rey fue feliz. Su Reino volvía a ser hermoso. Razonablemente hermoso.

En su inmensa alegría, sintió paz y vio que no era más el rey de casi-Todo. Él ahora lo tenía Todo.

Dejemos que toda inocencia florezca en nuestros corazones
para que podamos ver la bella y real felicidad que está en los momentos de simplicidad.... 

Inocencia...

Una nena, diariamente, va y vuelve caminando a la escuela.
A pesar del mal tiempo de aquella mañana y de las nubes que se estaban formando, ella hace su camino diario.
Con el pasar del tiempo, los vientos aumentaron junto a rayos y truenos.
La madre pensó que su hija podría tener mucho miedo en el camino de vuelta, pues ella misma estaba asustada con los rayos y truenos.
Preocupada, la madre rápidamente entró en su auto y se dirigió por el camino en dirección a la escuela.

En el camino ella vió a su hija caminando, y notó, que a cada relámpago, la niña paraba, miraba hacia arriba y Sonreía !!!.
Otro y otro trueno y en cada uno, ella paraba, miraba hacia arriba y Sonreía!!!
Finalmente, la niña entró en el auto y la madre curiosa le fue preguntando:

-" Que estabas haciendo?"

La niña respondió:

-"Sonriendo! Dios no para de sacar fotos mías!!"




Parábola del contador y la reina

Amit era un alto funcionario de la corte del Rey Akbar.

Hacía mucho tiempo estaba obsesionado con el deseo incontrolable de gozar de los voluptuosos pechos de la reina hasta hartarse.

Por supuesto, nunca había podido hacerlo.

Un día reveló su deseo a Birbal, principal consejero y Contador de la Corona, y le pidió que hiciese algo para ayudarlo.

Birbal, después de mucho pensar, acordó, con la condición de que Amit le pagara mil monedas de oro. Amit aceptó el acuerdo.

Al día siguiente Birbal preparó un líquido que causaba picazón y lo derramó en el sutien de la reina mientras ésta tomaba un baño.

Pronto el escozor comenzó y fue aumentando en intensidad, dejando al rey preocupado y a la reina muy molesta.

Se hicieron consultas a los médicos, y ante la falta de respuesta de éstos Birbal dijo que a su entender sólo una saliva especial, aplicada por cuatro horas, curaría el mal.

Birbal también dijo que esa saliva tan especial podría ser encontrada en la boca de Amit.

El Rey Akbar se puso muy feliz y llamó a Amit, quien durante las cuatro horas siguientes se cansó de gozar a voluntad los suculentos y deliciosos pechos de la reina, haciendo todo lo que siempre había deseado.

Con su deseo ya plenamente realizado y su libido satisfecha, Amit se negó a pagarle a Birbal lo que habían convenido; además se burló de él y se le rió en la cara.

Sabía que, naturalmente, Birbal nunca podría contar el hecho al rey.
Pero Amit había subestimado al Contador de la Corona, hombre de muchos recursos como todos los de su profesión.

Al día siguiente Birbal colocó el mismo líquido en los calzoncillos del rey.

Moraleja: Nunca dejes de pagarle a tu Contador.
Papá... ¿cómo nací yo?

Como explicar el nacimiento de un niñ@ en el siglo XXI?

Las abejas, las flores, la semilla en la tierra, todo eso está desfasado.

Seamos modernos.

Un bonito día, un hijo le pregunta a su padre:

- Papá, como nací yo?

- Muy bien hijo, algún día debíamos hablar de esto y te voy a explicar lo que debes saber:

Un día, Papá y Mamá se conectaron a Facebook.

Papá le mando a Mamá un e-mail para vernos en un cibercafé.

Descubrimos que teníamos muchas cosas en común y nos entendíamos muy bien.

Papá y Mamá decidimos entonces compartir nuestros archivos.

Nos metimos disimuladamente en el W.C y Papá introdujo su Pendrive en el puerto USB de Mamá.

Cuando empezaron a descargarse los archivos, nos dimos cuenta que no teníamos Firewall.

Era ya muy tarde para cancelar la descarga e imposible de borrar los archivos.

Así es, que a los nueve meses... apareció el virus.



¿Que es una mamá? 


-Mamá es esa señסra que lleva en el bolso un pañuelo con mis mocos, un paquete de toallitas, un chupete y un pañal de emergencia.

-Mamá es ese cohete tan rápido que va por casa disparado y que está en todas partes al mismo tiempo

-Mamá es esa malabarista que pone lavarropas con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al gato con la otra, sosteniendo el correo con el mentón  y apartándome del tacho de basura con el pie.

-Mamá es esa maga que puede hacer desaparecer lágrimas con un beso

-Mamá es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de segundo de 0 a 100 para evitar que me descuerne por las escaleras

-Mamá es esa heroína que vence siempre a mis pesadillas con una caricia

-Mamá es esa señora con el pelo de dos colores, que dice que en cuanto tenga otro huequito, solo otro, va a la peluquería.

-Mamá es esa chef que es capaz de hacerme una cena riquísima con dos tonterías que quedaban en la heladera porque se le olvidó comprar, aunque se quede ella sin cena

 -Mamá es ese médico que sabe con solo mirarme si tengo fiebre, cuánta, y lo que tiene que hacer

-Mamá es esa economista capaz de ponerse la ropa de hace cientos de años para que yo vaya bien guapo.

-Mamá es esa cantante que todas las noches canta la canción más dulce mientras me acuna un ratito

-Mamá es esa payasa que hace que me tronche de risa con solo mover la cara

-Mamá es esa sonámbula que puede levantarse dormida a las 4 de la mañana, mirar si me he hecho pis, cambiarme el pañal, darme jarabe para la tos, un poco de agua, ponerme el chupete, todo a oscuras y sin despertarse

¿La ves? Es aquella, la más linda, la que sonríe



El yogur del avaro

Un avaro estaba sentado a la puerta de un café, cuando un loco se le acercó y le pidió dinero para un poco de yogur. El avaro trató de ignorarle, pero el hombre se negó a irse y provocó un escándalo.

Cuando otros escucharon los gritos, le ofrecieron dinero al mendigo para que se marchara, pero él insistía en que sólo quería el dinero del avaro. Al final, éste le dio algunas monedas. Entonces el loco pidió más dinero, para tener algo con que acompañar al yogur. Pero esto ya era demasiado para el avaro, que se negó rotundamente.

Aquella noche el avaro soñó que había ido al Paraíso. Era un lugar hermoso, lleno de ríos, árboles y hermosas flores. Después de algún tiempo, empezó a tener hambre, pero no podía encontrar alimentos entre toda aquella belleza.

En aquel momento apareció un hombre extraordinariamente hermoso y radiante. El avaro le preguntó si aquello era verdaderamente el Paraíso y el hombre le dijo que sí. Entonces el avaro quiso saber dónde estaban las comidas maravillosas y la ambrosía del Paraíso, de las que tanto había oído hablar.

El hombre se disculpó y se fue.

Al volver, le trajo un poco de yogur. El avaro le pidió pan para acompañar el yogur, pero el hombre respondió:

"Puedo darte tanto yogur como quieras, pero no puedo darte pan. Todo lo que has mandado aquí es yogur".

A la mañana siguiente, el avaro se despertó cubierto de sudor, decidido a ser desde ese mismo día uno de los hombres más generosos de la ciudad.




La medalla
Había una madre que no conseguía que su hijo pequeño dejara de jugar y regresara a casa antes del anochecer.
De modo que para asustarle, le dijo que el camino que llevaba a su casa era frecuentado por unos espíritus  que salían tan pronto como se ponía el sol.
Pero la madre no hizo bien porque el hijo, cuando creció, el muchacho tenía tanto miedo a la oscuridad y a los espíritus que no había modo de sacarle de casa por la noche....
Entonces su madre le dió una medalla y le convensió de que mientras la llevara consigo, los espíritus no podrían hacerle ningún mal en absoluto.
Ahora el muchacho ya no tiene miedo alguno a adentrarse en la oscuridad fuertemente asido a su medalla.
La mala religión refuerza su fé en la medalla..
La buena religión le hace ver que no existen tales malos espíritus
La buena religión y la fé le hace audaz
La mala religión sin fé aumenta tus temores...



Fortunas del campo


Cierta vez un acaudalado padre de familia llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que este viera cuan pobres eran ciertas personas y comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos. Estuvieron un día y una noche en la granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje, ya de regreso en casa, le preguntó a su hijo:

—¿Qué te pareció el viaje?

—¡Muy bonito, papá!

—¿Viste qué tan pobre y necesitada puede ser la gente?

—Sí.

—¿Y qué aprendiste?

—Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de veinticinco metros, ellos un riachuelo sin fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta el muro de la casa, el de ellos hasta el horizonte. Especialmente, papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mi mamá deben trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo. El padre se quedó mudo y el niño agregó: —Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podríamos llegar a ser.

Las dos Hermanas
Quiero compartir contigo
la historia de dos hermanas;
Se querían mutuamente
y eran las dos muy amadas.
Huérfanas desde su infancia
su abuelita las cuidaba;
las instruyó, aconsejó
¡Cuánto ella se esmeraba!
Las dos en un mismo ambiente,
las dos muy bien educadas
Pero ... ¡es triste decirlo!
Una necia ... la otra sabia.
Una atendía los consejos
y siempre los practicaba;
era dulce, muy sumisa,
obediente, humilde y mansa.
La otra era altanera,
a veces muy malcriada;
de aquello que le advertían
ella siempre se burlaba.
Siempre hacía lo que quería,
según su prudencia andaba;
la pobre no imaginó
la vida que le esperaba.
Al caminar de los años
cada cual en su jornada,
muy feliz era la sabia,
la necia muy desdichada.
Cada una cosechó
los frutos en abundancia;
Segaron lo que sembraron
¡Se cumplió así la Palabra!
No olvidemos esta historia,
aprendamos la enseñanza;
pues la historia se repite
y siempre habrá dos hermanas

Recuerda que en la vida,
siempre te devuelve lo bueno que hayas sembrado...
haz el bien y no mires a quien, la vida se lo devolverá...


Armar la humanidad


Un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para disminuirlos. Pasaba días enteros en su laboratorio, buscando respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió ese santuario con la intención de ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, intentó hacer que el niño fuera a jugar en otro sitio. Viendo que sería imposible sacarlo de allí, procuró distraer su atención. Arrancó la hoja de una revista en la que se representaba el mundo, lo cortó en varios pedazos con unas tijeras y se lo entregó al niño con un rollo de cinta adhesiva, diciéndole:

—¿Te gustan los rompecabezas? Voy a darte el mundo para arreglar. Aquí está, todo roto. ¡Mira si puedes arreglarlo bien!

Calculó que al niño le llevaría días recomponer el mapa. Pocas horas después, oyó que lo llamaba:

—¡Papá, papá, lo hice! ¡Conseguí terminar todo!

Al principio, el científico no dio crédito a las palabras del niño. Era imposible que, a su edad, hubiera recompuesto un mapa que jamás había visto. Entonces levantó los ojos de sus anotaciones, seguro de que vería un trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo: todas las piezas estaban en el sitio indicado.

—Tú no sabías cómo es el mundo, hijo, ¿cómo lo conseguiste?

—No sabía cómo es el mundo, pero cuando arrancaste la hoja de la revista, vi que por el otro lado estaba la figura de un hombre. Intenté arreglar el mundo pero no lo conseguí. Fue entonces cuando le di la vuelta a los recortes y empecé a arreglar el hombre, que yo sabía cómo era. Al terminar, volteé la hoja y vi que había arreglado el mundo.


EL AMOR Y EL TIEMPO



Había una vez una isla muy linda y de naturaleza indescriptible, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre; El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría . . . como también, todos los demás, incluso el AMOR.

Un día se anunció a los sentimientos que la isla estaba por hundirse.

Entonces todos prepararon sus barcos y partieron. Únicamente el AMOR quedó esperando solo, pacientemente, hasta el último momento.

Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el AMOR decidió pedir ayuda.

La riqueza pasó cerca del AMOR en una barca lujosísima y el AMOR le dijo: "Riqueza. . . ¿me puedes llevar contigo?" - No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento, AMOR . . .

Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnifica barca. "Orgullo te ruego . . . ¿puedes llevarme contigo? , No puedo llevarte AMOR . . respondió el Orgullo: - Aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y ¿Cómo quedaría mi reputación?.

Entonces el AMOR dijo a la Tristeza que se estaba acercando: "Tristeza te lo pido, déjame ir contigo". - No AMOR . . . respondió la Tristeza. - Estoy tan triste que necesito estar sola.

Luego el Buen Humor pasó frente al AMOR, pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.

De repente una voz dijo: "Ven AMOR te llevo conmigo". El AMOR miro a ver quien le hablaba y vio a un viejo.

El AMOR se sintió tan contento y lleno de goza que se olvidó de preguntar el nombre del viejo.

Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue. El AMOR se dio cuenta de cuanto le debía y le pregunto al Saber: "Saber, ¿puedes decirme quien era este que me ayudo?".
-"Ha sido el Tiempo", respondió el Saber, con voz serena.
-¿El Tiempo? . . . se preguntó el AMOR, ¿Porqué