La hidratación en los niños: el agua es la mejor elección
Elegir el tipo de bebida es tan importante como conseguir que beban, de manera que zumos y refrescos no deben sustituir al agua de forma habitual
Los niños no son conscientes de tener sed mientras están entretenidos en otras actividades. Sin embargo, durante los meses de verano y vacaciones al movimiento continuo de los pequeños se suma el calor, dos circunstancias que obligan a madres, padres y cuidadores a estar atentos de su hidratación. El agua, a pesar de ser la bebida de elección para hidratar y calmar la sed, suele ser poco apreciada por los niños por su escaso o nulo sabor. Por eso, un consejo saludable es idear bebidas naturales para que los niños las tomen entre horas. Tan importante como conseguir que beban es escoger el tipo de bebida más adecuada, de forma que los zumos y las bebidas refrescantes, con o sin gas, no se conviertan en sustitutos del agua, sino que se consideren una golosina a tomar en momentos puntuales.
El calor y la piscina
Si algo caracteriza a un niño es que está en constante movimiento, y más durante las vacaciones, que disponen de mucho tiempo libre para jugar. Por eso, siempre que tienen oportunidad pasan horas en el agua, y mientras están mojados no tienen la sensación de sudar ni tampoco sienten sed, de ahí que no vean clara la necesidad de beber agua. Esto también sucede entre las personas adultas. De hecho, según los resultados del estudio "Hábitos de hidratación de la población Española" del Observatorio Hidratación y Salud (OHS), el 34% de los encuestados mayores de 18 años puede pasarse varias horas al sol sin beber. Por curioso que resulte, nadar genera pérdidas de agua que habrá que tener en cuenta si el niño pasa mucho tiempo dentro de la piscina o la playa, o si la temperatura del agua es de 24ºC o superior.
Si el organismo de los niños está bien hidratado, realizará mejor el transporte de los nutrientes a las células y la eliminación de los desechos por la orina, las heces, el sudor y la transpiración. A su vez, como las heces son más blandas y fluidas es menor la posibilidad de sentirestreñimiento, un malestar común entre los más pequeños. En los niños el agua corporal total supone un mayor porcentaje del peso corporal en comparación con el organismo adulto, y está constituida por el agua extra e intracelular que abarca desde la que está en los huesos y músculos hasta la que contienen en su interior todas y cada una de las células que conforman el organismo. El agua ocupa el 74% del peso corporal de una niña recién nacida, disminuye al 60% aproximadamente a los 6 meses, y esta proporción desciende hasta un 47-50% en la mujer adulta de unos 50 años.
El agua corporal total pasa del 74% del peso total en un bebé recién nacido al 50% en la persona adulta
Una buena hidratación en los pequeños mantiene lubricadas sus articulaciones, tendones y mucosas, lo que les previene de dolores articulares y musculares y de afecciones respiratorias. El agua actúa además como termorregulador al absorber el calor y liberarlo a través de la transpiración de la piel, una función esencial cuando el niño está en pleno movimiento y en los días de más calor.
Desde el Observatorio Hidratación y Salud (OHS) han desarrollado una guía que ofrece información práctica sobre el agua y sus funciones orgánicas, las formas de hidratarse, así como recomendaciones para tomar líquidos según la edad y consideraciones especiales en caso de mayores esfuerzos físicos, altas temperaturas o en condiciones de salud especiales que requieran un mayor aporte hídrico.
Recomendaciones para una hidratación saludable en los niños:
* Tabla adaptada de: Food and Nutrition Board (FNB) of National Academy of Sciences (USA), 2004.
El ILSI Norteamérica (Internacional Life Sciences Institute), en su monográfico "Hidratación: líquidos para la vida", explica cómo los requerimientos de agua están determinados por el metabolismo del individuo, las condiciones ambientales y el grado de actividad. No obstante, sirven de orientación las ingestas de líquidos recomendadas aunque se tenga en cuenta que los requerimientos cambian de un individuo a otro e incluso para una misma persona de un día a otro.
Signos de alerta
El organismo humano tiene varios mecanismos para regular el equilibrio de los líquidos, como la función renal y la acción hormonal. Por lo general, una persona adulta sana responde rápido ante una deficiencia hídrica; por medio del mecanismo de la sed aumenta su consumo de líquidos al tiempo que concentra su orina para reducir la eliminación de estos. Pero los niños no son capaces de controlar el mecanismo de la sed, por lo que tienen mayor riesgo de deshidratación que las personas adultas. Por eso es fundamental que padres, madres y cuidadores conozcan los signos y síntomas de esta deficiencia en los niños y sepan qué hacer en cada caso.
Los niños no atienden a la sensación de sed por lo que el riesgo de deshidratarse es mayor
En los bebés y niños pequeños el vómito y la diarrea son las causas más comunes de deshidratación. Los síntomas de alerta incluyen el llanto sin lágrimas, piel, boca y lengua secas y agrietadas, ojos hundidos, piel grisácea y disminución de la orina. Se estima que la orina normal de bebés menores de tres meses se traduce en un pañal mojado al menos cada seis horas, mientras que los niños que andan deben mojar al menos tres pañales diarios.
AGUA Y ZUMOS NATURALES, NO REFRESCOS
El agua debe ser la bebida de elección para ofrecerles a los niños en cualquier momento. Pero muchas veces el escaso o nulo sabor de ésta hace que no sea apreciada por ellos, y prefieren zumos y refrescos en su lugar. El sabor y la diversidad de las bebidas son dos factores que favorecen la ingesta de líquidos, y ayudan a mejorar el estado de hidratación. Por ello se ha de pensar en bebidas naturales para calmar la sed de los niños y que las puedan tomar sin preocupación en cualquier momento.
Ni las bebidas refrescantes, con o sin gas, ni los zumos de frutas se han de convertir en sustitutos del agua, dado que el consumo de bebidas azucaradas entre horas es un hábito insano que puede propiciar la caries y la obesidad entre los más pequeños. Los zumos naturales se pueden diluir en agua con el fin de darle un sabor diferente según el tipo de fruta escogida. Los zumos frescos de sandía y naranja, piña y sandía, frambuesa y cerezas o ciruela con fresas son una oportunidad para aprovecharse de las virtudes nutritivas y el sabor de las frutas de temporada. Los polos a base de agua y zumo como el de fresa o el de limón gustará a los niños ya que pueden ayudar a prepararlos. Los granizados les pueden resultar igual de refrescantes, incluye el toque ácido del granizado de piña a la canela, el dulce del de sandía y limón o el original de melocotón y lima-limón.
Las sopas son otro modo de tomar más líquidos con sabor, y en el verano se puede optar por ofrecer a los niños sopas frías como la de apio y manzana, yogur con pepino o un gazpacho recién hecho y servido bien fresco.
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