Durante la lactancia conviene controlar en extremo la ingesta de sustancias altas en cafeína y los compuestos de determinados medicamentos que pueden llegar a ser contaminantes
La composición de la leche materna cubre todas las necesidades de un bebé a lo largo de sus primeros meses de vida, por lo que es muy recondable tanto para el bebé como para la madre. Aporta nutrientes, vitaminas y minerales y anticuerpos que refuerzan el sistema inmune del bebé, de manera que estas primeras tomas actúan como protección frente a algunos de los peligros a los que tendrá que enfrentarse. Por si todo esto fuera poco, la lactancia natural programa el organismo del bebé para evitar la obesidad y sus efectos nocivos cuando se convierta en adulto. Sin embargo, a pesar de las numerosas ventajas, algunas circunstancias excepcionales pueden convertir este alimento en una fuente de contaminación química y biológica que perjudique el desarrollo del niño.
Un grupo de científicos e investigadores españoles acaba de realizar un estudio sobre la presencia de medicamentos y drogas en la leche materna y sus consecuencias en los bebés. La controversia entre la comunidad científica sobre si las madres que toman ciertos medicamentos o consumen drogas deben alimentar de manera natural a su bebé es elevada. La principal consecuencia de este estudio es que la leche materna transmite las drogas y los medicamentos al bebé. La recomendación que lanzan los expertos es evitar el consumo de drogas de abuso (sustancias químicas de diverso origen, natural o artificial, que pueden ser susceptibles de consumo con fines no terapéuticos) durante la etapa de lactancia porque pueden pasar al recién nacido. La recomendación, según apuntan estos mismos expertos, debe extenderse a la época prenatal porque estas sustancias llegarían hasta el feto por vía placentaria y postnatal debido a su influencia en el ambiente.
El estudio, paso a paso
Para elaborar el trabajo se ha tomado como referencia una ingestión media diaria de 150 mililitros de leche por kilo de peso y se han detallado las recomendaciones para cada sustancia estudiada. Se han analizado algunas tan cotidianas como la cafeína, la nicotina y el alcohol. La cafeína, presente no sólo en el café sino también en refrescos de cola y algunos medicamentos, puede llegar al bebé a través de la leche materna y provocarle irritabilidad e insomnio. Esta sustancia, cuya absorción y efecto varía mucho de una persona a otra, tiene en los recién nacidos un efecto prolongado. Es recomendable, por tanto, restringir su consumo durante la lactancia un máximo de unas tres tazas diarias.
La leche de mujeres fumadoras registraba niveles entre 2 y 240 nanogramos de nicotina/ml, lo que significaba aportes al bebé de hasta 36 microgramos/kg/día, que sufrían más cólicos de lactantes y también mayor propensión a las infecciones respiratorias. Las recomendaciones al respecto son evitar fumar durante el embarazo y lactancia o, al menos, limitar este hábito y espaciar el tiempo entre el último cigarro y la toma de leche.
Cafeína, tabaco o alcohol son algunas de las sustancias que se pueden transmitir a través de la leche materna
Respecto al alcohol, los expertos señalan que todavía no se conoce bien el riesgo exacto de esta sustancia ni hay estimaciones que correlacionen las dosis, aunque hay estudios que apuntan hacia daños en el desarrollo motor del lactante, alteraciones de los patrones de sueño, reducción de las tomas e incluso hipoglucemia. El trabajo señala que hasta que no se conozcan más datos ninguna cantidad de alcohol es segura. Las recomendaciones se dirigen a evitar el alcohol o alimentar al bebé antes de consumirlo o cuando hayan transcurrido al menos dos o tres horas después de su consumo. Las mujeres alcohólicas deberán alimentar a su bebé mediante biberón.
El trabajo también midió y observó las consecuencias de otras sustancias como el cannabis, cuya transferencia puede causar sedación, letargo y hábitos alimenticios deficientes en el bebé, y se desconocen sus efectos a largo plazo. Los expertos recomiendan evitar su consumo y, en cualquier, caso espaciarlo siempre el mayor tiempo posible con la toma.
También se desaconseja la lactancia natural si se toman otras sustancias como anfetaminas, que se excretan a través de la leche materna en cantidad suficiente para provocar adicción en el bebé. En todos estos casos, la opción es acudir a un profesional que asesore e inicie el proceso de desintoxicación. Otros opiodes utilizados como medicamentos como morfina o codeína, incluida ésta última en algunos medicamentos para la tos, se excretan mínimamente a través de la leche, por lo que resulta compatible con la lactancia. Los efectos de antidepresivos y ansiolíticos sobre los lactantes son casi desconocidos y, por tanto, los expertos recomiendan realizar más estudios.
Elementos contaminantes
Los contaminantes en la leche materna están influidos por su solubilidad, tanto en el agua como en la grasa, así como su concentración en el organismo de la madre y sus diferentes mecanismos de transporte hasta las glándulas de secreción. La leche humana es muy rica en lípidos, por lo que las sustancias liposolubles tienden a acumularse en ella. Entre los elementos contaminantes más comunes en la leche materna están las sulfamidas, la cafeína, el alcohol y la nicotina. Los compuestos organoclorados y los metales pesados, sobre todo el mercurio, plomo y cadmio, han sido objeto de especial atención. La principal fuente de contaminación de estas sustancias son los alimentos, el agua y la polución atmosférica.
CONSERVACIÓN DE LA LECHE MATERNA
En algunas ocasiones puede ser útil extraer la leche para que alguien alimente al bebé cuando la madre no pueda hacerlo o bien para aliviar las molestias producidas por un exceso de leche en períodos en los que el apetito del bebé disminuye. La extracción de la leche puede hacerse de forma manual o de manera mecánica, mediante un "sacaleches", y recogerse de forma higiénica en recipientes especiales destinados a tal fin, cerrados de forma hermética para evitar su posterior contaminación. Según la Asociación Española de Pediatría, la leche materna puede conservarse en el frigorífico alrededor de cinco días y congelada entre tres y seis meses, en función de la temperatura. Es recomendable guardarlos en cantidades pequeñas (una toma) para evitar reutilizarla y etiquetarlos de forma correcta, descongelar en el frigorífico y, una vez descongelada, no volver nunca a congelar.
ALIMENTACIÓN DURANTE LA LACTANCIA
Aunque no se trata de contaminantes, es recomendable evitar ciertos alimentos de gusto fuerte ya que trasfieren a la leche materna sustancias que pueden alterar su sabor y provocar rechazo: verduras de la familia de las coles, ajo, cebolla, espárragos y especias. Es importante no tomar por cuenta propia ningún suplemento vitamínico que no haya recomendado el médico, y seguir todas sus indicaciones en cuanto a ingestión de fármacos.
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