jueves, 30 de diciembre de 2010

Corregir actitudes




Ejercicios para mejorar la concentración de tu hijo

La mayoría de los padres de los niños y niñas que tienen problemas de atención y concentración suelen asumir el diagnóstico de estas necesidades con resignación, y normalmente, delegan la responsabilidad del tratamiento de estas habilidades cognitivas en los profesionales, ya sean docentes, médicos o psicopedagogos que trabajan con sus hijos.

Sin embargo, existen múltiples ejercicios que se pueden realizar en casa para ayudar a los hijos a concentrarse mejor. A continuación encontrarás varias actividades que pueden ser de mucha utilidad si se realizan de forma periódica.

Apoya su aprendizaje en múltiples sentidos

El proceso de prestar atención es el resultado de un conjunto de subprocesos que deben combinarse de la forma apropiada. Para facilitar que el conjunto de los mismos se lleve a cabo con éxito, se debe presentar al niño la información por el máximo número de vías sensoriales posibles.

Por ejemplo, si el niño está estudiando los continentes, en vez de pedirle que los repita en voz alta, sería de más utilidad el presentarle un juego de mesa que trabaje los conceptos a estudiar, proporcionarle claves para que memorice los países relacionándolos con canciones, formar el mapa con trozos de plastilina de diferentes colores que se correspondan cada uno con un país, o pedirle que pregunte a una persona viajera qué países ha visitado y anotar sus nombres en un mapa mudo ,eso sí, reforzados por interesantes anécdotas.

Enseña a tu hijo a utilizar autoinstrucciones

Cuando los niños son pequeños, suelen acompañar los juegos en solitario de diálogos que mantienen consigo mismos, en los que se proporcionan instrucciones acerca de lo que van a hacer. Con la edad, esta habilidad de hablar con uno mismo se pierde y con ella, muchos niños ven mermada su capacidad de concentración. Sin embargo, volver a adquirirla es muy fácil si se presenta en forma de juego.

Te propongo que enseñes a tu hijo a realizar una receta de cocina, mejor aún, de repostería. Para ello, debes acompañar de palabras, es decir, autoinstrucciones, todas las acciones que lleves a cabo. Así, dirías en voz alta frases como “ahora bato los ingredientes”, o “vierto la masa en la encimera para amasarla”.

Lo interesante de esta técnica es que el niño o la niña interiorizará el hecho de darse instrucciones a sí mismo como algo que es parte de la vida diaria y comprobará que los resultados de la receta son directamente proporcionales al nivel de autocontrol que consiga durante la misma. De esta forma, la extrapolación a otro tipo de contextos, como por ejemplo, el escolar, está garantizada.

Pídele a tu hijo que acomode la despensa

Aunque parezca una tarea sencilla, ordenar la despensa de una casa es una tarea que requiere establecer categorías en función de tipo de alimento, fragilidad del envase o tamaño del mismo; que requiere poner en práctica procesos cognitivos superiores como la atención o la capacidad de organización. Si a esto se le suma la pasión que tienen la mayor parte de los niños pequeños por jugar a cosas de mayores, el éxito y la entrega del pequeño a la actividad está garantizada.

Con este ejercicio de colocar la despensa, y después seguramente, de haberse equivocado y tener que empezar desde el principio varias veces, el niño o la niña aprenderá la importancia de organizar las propias ideas antes de emprender cualquier tarea, en vez de abordarla empleando la técnica de ensayo-error.

Estos sólo son algunos ejemplos de las cosas que cualquier niño puede realizar en casa para mejorar la atención y la concentración. Pero existen muchas variantes de los mismos que cualquier padre y madre puede aplicar con igual garantía de éxito. Lo fundamental, es acostumbrar al niño a emplear estas estrategias en su vida ordinaria, para que así las pueda poner en práctica en el mayor número de contextos a lo largo de toda su vida.